Comienza una nueva etapa en el panorama político español. Tras las elecciones del pasado domingo se confirma lo que ya vaticinaban las encuestas: La crisis ha provocado que el PP con 186 escaños, se alce con la segunda victoria más amplia en la historia de la democracia española (tras los 202 escaños de Felipe González en 1982). El PSOE por su parte ha de hacer frente a una de las peores crisis que se le recuerdan, y los resultados demuestran que partidos minoritarios como IU o UPyD se encuentran totalmente fuera de concurso con la ley electoral actual.
Al Partido Popular le toca ahora lidiar con el gran fantasma de estas elecciones: las bolsas. En nuestro país parece haber un apasionado empeño de los dos grandes partidos por camuflar la influencia de Europa en sus decisiones. ¿Alguien recuerda alguna mención a la unión durante el cara a cara entre Rajoy y Rubalcaba antes de las elecciones? No, porque no la hubo. Este lunes la mayor parte de los grandes periódicos europeos le dedicaban una crónica a las elecciones en nuestro país. Las coberturas eran variadas, sin embargo había un denominador común: en todas ellas figuraba la crisis económica europea como protagonista importante a tener en cuenta para el análisis del resultado. Quizás el PSOE y el PP no se habían dado cuenta de esa influencia, sin embargo parece más probable que no les interesase admitirlo. Efectivamente lo que para la prensa internacional resulta tan evidente, para el PSOE habría supuesto reconocer el control casi absoluto que Europa ha ejercido en el gobierno durante su legislatura, y para el PP habría supuesto reconocer las consecuencias que tendrá esa influencia sobre temas impopulares como son los impuestos o los servicios sociales en esta legislatura que entra. Pues bien el momento ha llegado y como no podía ser de otra forma Rajoy tendrá que acatar las órdenes de Bruselas; Sarkozy, Merkel e incluso la agencia de calificación Fitch ya se han asegurado de notificárselo. Su problema es que, al no haberse sincerado en ningún momento con su electorado, se expone a una erosión tan terrible como la que ha sufrido el PSOE los últimos 4 años. Y para mejorarles el panorama entran de pleno en un contexto social de protestas y movilizaciones masivas.
El panorama no es mucho mejor para el PSOE que ha perdido 4.4 millones de votantes pero parece no haber apreciado el batacazo electoral. Mientras su electorado le pide un giro ideológico total de vuelta a la izquierda y una reflexión sobre los errores cometidos los últimos años, el partido se resiste a tomar el toro por los cuernos. Si muchos esperaban un congreso extraordinario lo antes posible se tendrán que conformar con un congreso ordinario en febrero. El refrán dice que “a falta de pan, buenas son tortas”, sin embargo, con 4.4 millones de votantes menos, igual era un buen momento para correr a comprar levadura.
Finalmente hay una pregunta que uno puede hacerse tras estas elecciones ¿Se merece el PP esta mayoría absoluta? Lo cierto es que el número de votantes al partido popular no ha crecido más que en 500 000 con respecto a las ultimas elecciones y suma 10 millones 800 mil votos. La suma de votantes al resto de partidos políticos con representación parlamentaria suman 12 millones 300 mil votantes y eso sin contar 500 mil votantes más de los partidos políticos sin representación parlamentaria. Dicho más simplemente: El PP que no representa más que al 45% de los votantes obtiene el 63% de los escaños en la cámara. Eso nos lleva a otro dato interesante: Los partidos minoritarios que suman 6 millones de votantes (el 25% del total) solo suman 26 escaños en la cámara (el 7.4%).
Resumiendo: todo nubes (frias y negras) bajo el sol. Que mantengan los ojos bien abiertos… los que se atrevan a salir de casa.
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